Posiblemente, con estos cuentos se agotaba el venero poético de Miguel Hernández, se apagaba su voz para quedar ronca y callada como pozo cegado que apenas encuentra un rayo de sol que deje la sombra vencida[i].
Es el poeta que ya ha dejado de ser niño a causa de espanto, de cadenas, de tantos silencios, de tanta sombra, de todo aquello que hace turbia y ausente la mirada,[ii] y reclama a su hijo para que no se vea sorprendido por la rudeza de la vida, por el ala de los truenos, para no quedar sin rastro, sin cielo, sin sueños.
“ Desperté de ser niño: nunca despiertes”[iii]
Es el yo y el tú, es un Miguel que ya apenas vive, pero que vela envuelto en metáforas, en ficciones, para componer y modelar realidades con las que aliviar su pena, su dolor. El tú es su hijo Manuel Miguel, pero tal vez escriba también para el yo; para así suplantar, apuntar más a la belleza que a la verdad:
“La ardilla gris dijo:
- Llévenme ustedes, por favor, a la Gran-Ciudad-del-Sueño, donde no hay pena ni dolor!”
El niño, la niña, el perro blanco, la gatita negra, la ardilla gris; todos galopando en el Potro Oscuro, felices, cantando:
“- ¡Deprisa, deprisa, Potro-Oscuro! Ve más deprisa.
Pero el Potro-Oscuro no quería ir deprisa
El Potro-Oscuro iba despacio, despacio, despacio.
Había llegado a la Gran-Ciudad-del-Sueño.
Los niños, el perro blanco, la gatita negra y la ardilla gris estaban dormidos.
Todos estaban dormidos al llegar el Potro-Oscuro a la Gran-Ciudad-del-Sueño.[iv]
No es literatura menor, porque consigue transformar lo objetivo sin sacrificar su experiencia íntima; porque realidad, deseo, llanto, han cristalizado con sus múltiples facetas y se expresa de diversas formas: desde la dulzura de un cuento infantil armado en adiciones de elementos, cuento en cadena para alumbrar el sueño, hasta la secuencia poética de la pena, del dolor, del ansia:
“Duérmete, pena.
Déjame dormir.
Pena de marzo.
Dolor de abril,
Ansia de mayo,
De no tenerte aquí.”[v]
Pena de rendirse en la arena de los mares, de no habitar las estrellas de los cielos de Nita y Toñito[vi], de no ser nido, “Hogar en el árbol”, desde el que volar en libertad:
—Venid, venid, venid, hijitos míos, pajarillos de mi corazón! Ahora ya podéis volar. Volad, volad conmigo![vii]
Porque “solo quien ama vuela[viii] y es el Miguel enamorado y amoroso el que paradójicamente ya solo aspira y quiere olvidar que es un hombre que se aleja de la vida encadenado. Es un hombre que quiere, que busca, que añora verse libre, fuera del huerto cercado, lejos de los colmillos del perro[ix], pero que no tiene alas, que no tiene mar, vereda ni nada con que irse a besar[x]:
“Beso que viene rodando
desde el principio del mundo
a mi boca por tus labios.
Beso que va al porvenir,[xi]
…
Y Miguel rueda enredado, atrapado: “Costurero, ovillo rojo y gatita Mancha cayeron de la mesa” y ya sin luz, como gato asustado - ¡Fus! ¡Fus! ¡Parrafús!-, en un rincón solitario y sombrío clama:
“¡Miaumiar! ¡Miaumiar!
¡Yo no puedo correr!
¡Yo no puedo saltar!
¡Yo no puedo ni un pelo mover!
¿Quién me quiere ayudar?”[xii]
[i] Imágenes tomadas del poema “Eterna sombra”. Del ciclo del “Cancionero de ausencias.”
[ii] Del poema “Sigo en la sombra, lleno de luz: ¿Existe el día?
[iii] En la octava estrofa de “Nanas de la cebolla”
[iv] Fragmentos del cuento “El Potro Oscuro”. Forma parte de una serie de cuatro cuentos escritos en la cárcel de Alicante entre junio y octubre de 1941. Encuadernados sobre hojas de papel higiénico cosidas. El compañero Eusebio Oca guardó los originales e ilustró los dos primeros cuentos. Fueron presentados en una exposición conmemorativa en el centenario del nacimiento del poeta en la Biblioteca Nacional y posteriormente adquiridos por esta en 2014..Los cuatro cuentos aquí relacionados están disponibles en: https://www.cervantesvirtual.com/portales/miguel_hernandez/cuentos/.
[v] De un poema descartado por el poeta del “Cancionero de ausencias”.
[vi] Personajes del cuento “Un hogar en el árbol”.
[vii] Del cuento “Un hogar en el árbol”.
[viii] En el primer verso del poema “Vuelo”, del ciclo del “Cancionero de ausencias”.
[ix] El perro que persigue al protagonista del cuento “El conejito”.
[x] Tomado de una estrofa suelta del ciclo del “Cancionero de ausencias”.
[xi] Versos del poema “El último rincón”, del ciclo del “Cancionero de ausencias”
[xii] En el cuento “La gatita Mancha y el ovillo rojo”.
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